Cada 1 de mayo, mientras hay gente que santifica justamente el día del trabajador, otro puñado de personas sale a la calle para obrar en favor del medioambiente. Precisamente, para las flores y plantas. Es la Guerrilla Gardening (Guerrilla jardinera), un movimiento cuyas primeras raíces pueden escarbarse hacia 1973 y se dedica a atender zonas alejaditas de la mano de Dios y donde lo único que reina es el demoníaco gris del cemento o el amarillismo de un potrero estéril. ¿Su solución? Plantar especies que le den alegría a la zona, como los girasoles. Generalmente las acciones se realizan de noche para no ser aprehendidos por tan anárquico gesto contra las buenas costumbres.

La fecha, eso sí, se instauró hace apenas seis años y se conmemora principalmente en el hemisferio norte, donde coincide con la primavera. En la latitud sur también se hacen algunos eventitos, con especies correspondientes al otoño e invierno. Por supuesto, un lugar imperdible para los amantes de las flores como Candy es el sitio GuerrillaGardening.org donde se comentan las gracias del movimiento y consejos para crear jardínes propios. Una maravilla.

Sudor en la frente por una año. Esfuerzos enormes, nunca bien remunerados. El trabajador sostiene a la sociedad, pero el mensaje de que el trabajo dignifica ha sido pisoteado enormemente por quienes detentan el poder. El abuso es gigante bajo preceptos: aceptas las condiciones de mierda que te damos o te vas por esa puerta grande por la que entraste, que hay muchos esperando en la fila dispuestos a no ser tan quisquilloso como tú. ¿Lo tomas o lo dejas? Putos poderosos.

Trabajador, sal a la calle. Aunque la batalla diaria sea desigual, un día el triunfo será tuyo.